domingo, 11 de septiembre de 2011

9/11, mi historia del día que el mundo cambió


Eran las 7:55 de la mañana del martes 11 de septiembre de 2001, una mañana de hecho no muy distinta a esta, nublada, con algo de frío. Estaba yo subiendo a mi clase de computación de la secundaria. Estudiaba en el Instituto Cultural Copán. Tenía alrededor de 1 hora de haber entrado a la escuela, y hasta ese momento, nada indicaba que el día iba a ser diferente de todos los demás.
El salón de computación se encontraba a un lado del salón de maestros, mismo que tenía la única televisión a la que los alumnos teníamos “acceso”, pues el salón tenía grandes ventanales por los que se podía ser hacia adentro. Yo era el primer alumno en subir, me había adelantado. Nada me habría podido preparar para las imágenes que iba a ver. Fuego. Un incendio… La Torre Norte del World Trade Center se encontraba en llamas.

Desde muy pequeño, mi abuelo, en paz descanse, viajaba constantemente a Nueva York por cuestiones de trabajo, y siempre me maravillaba con las historias de la Gran Manzana, pero en especial, de las Torres Gemelas. Para mí, esas torres eran intocables… Vaya, Estados Unidos era EL país.

Nadie sabía que sucedía bien a bien. Toda la información con la que se contaba era que un avión pequeño había tenido problemas y que se había estrellado contra el WTC. Todo era confusión, pero había un dejo de esperanza de que esto no fuera más que un error. Poco después se sabría que fue el vuelo 11 de United Airlines que salió de Boston con destino a Los Angeles, el que se estrelló con sus 81 pasajeros.

8:03 de la mañana. Debíamos de estar en el salón, pero mis compañeros y yo seguíamos observando la transmisión de Jorge Berry en Primero Noticias, en el canal 2 de Televisa, confundidos, como todos. El segundo avión, el vuelo 175 de United Airlines, que debía de cubrir la misma ruta que el vuelo 11, se estrelló contra la Torre Sur. Es una imagen que se mantendrá en mi cabeza por siempre, jamás podré olvidar, aunque quisiera.
Fue en ese momento cuando el mundo cambió. Fue en el momento en el que ese vuelo se estrelló contra el WTC que el mundo entero se dio cuenta que este no había sido un error, que los Estados Unidos de América, el país superpotencia mundial, estaba bajo ataque. El terror se desató en el mundo entero… El mundo cambió en tan sólo 17 minutos. Yo cambié.

El 11 de septiembre de 2001, en medio del terror, en medio del infierno que se vivía en Nueva York, y que se vivía en todo el mundo gracias a las imágenes que transmitía la televisión, yo cambié. Los ataques terroristas que vulneraron a los Estados Unidos fue el primer evento noticioso que me llamó la atención. Fue el primer evento periodístico que tuve la voluntad de seguir. Fue ese día, un 11 de septiembre de 2001, que nació en mí el periodismo.

A pesar de todo el horror, el infierno que se vivía, yo no dejé pasar más de una hora sin que estuviera informado. Fui el primero de mis compañeros en enterarme de la gente que saltaba desde los pisos más altos del WTC, de que el vuelo 77 de American Airlines, con sus 58 pasajeros, se había estrellado contra el Pentágono, fui el primero, a las 8:59 de la mañana, tiempo del centro de México, en ver horrorizado el colapso de la Torre Sur, en enterarme de que el vuelo 93 de United se había estrellado en Pensilvania, gracias a que los pasajeros se habían relevado contra los secuestradores y fui el primero en ver, con todavía más horror, el colapso de la Torre Norte a las 9:20 de la mañana. Cuando pasaron por mí a la secundaria, todo el camino de regreso a casa me fui escuchando el radio, al llegar, las noticias…

El 11 de septiembre de 2001, yo tomé la decisión de que mi vocación era el periodismo…


martes, 7 de junio de 2011

Cosa de Dos


Siempre he creído que todo en el amor es cosa de dos. Si uno no quiere, no puede o no se da cuenta, el otro tampoco. Tiene que existir confianza, comunicación, entendimiento y percepción de ambos lados, o algo (inevitablemente) falla.
Es por esa misma razón por la que no me importa que tan agobiado, cansado, harto, enfermo o hastiado esté,   siempre procuro estar ahí para mi novia, en todo lo que necesite.

Tengo esa curiosa idea de que el papel del hombre es el de ser el protector, el proveedor, de la mujer. En la concepción que tengo de lo que debe de hacer un hombre en su rol de pareja, es nuestro trabajo servir de escudo protector para cualquier mal que se pueda presentar, es ser pilar de fuerza y dador de consuelo para cuando las cosas no les pintan tan bien a ellas. Debemos de poner en pausa nuestros problemas para intentar ayudarle a ellas con los suyos. Debemos procurar que ellas tengan todo lo que necesitan cuando lo necesitan, sean palabras de aliento, ideas que intenten ayudar, o simplemente un oído dispuesto a escucharlas... Sea lo que sea que necesiten, nosotros debemos de procurar que ellas lo tengan... Y todo esto lo debemos de adivinar aún con esa contrariedad que caracteriza a las mujeres y que bien explican en el dicho: "Cuando una mujer te dice que todo está bien es por que NADA está bien".
En pocas palabras, es nuestro trabajo procurar que las nuestras mujeres estén bien, que no les haga falta nada, por que bien dicen por ahí detrás de un gran hombre siempre hay una GRAN mujer... Esa es mi idea de nuestro rol como hombres, por que mientras nuestra mujer esté bien, nosotros podremos ser esos grandes hombres.

Pero, repito y empero... Todo es cosa de dos...

¿Qué pasa cuando el hombre también necesita que lo entienda la mujer? Nosotros, como ya dije, también tenemos problemas... Tenemos necesidades que, valga la redundancia, necesitan ser  atendidas.
Aún cunado pongamos todo en pausa por esas luces que guían nuestra vida, va a llegar el momento en que tenemos que quitar la pausa y comenzar a resolver esos problemas, en el que tenemos que empezar a atender esas necesidades... Va a llegar el momento en el que inevitablemente tendremos que ponerle atención a todo eso que pusimos en pausa, pero aún así (dentro de mis ideales) DEBEMOS de seguir poniéndole atención a nuestra mujer. Pues creo que es obvio que todo eso que le ofrecemos a nuestra mujer se va a ver reducido a la mitad, tendremos que dividirlo entre nosotros y nuestra pareja... Y es ahí donde viene el problema...

Nosotros, muy a pesar de lo que digan muchas mujeres, no funcionamos sólo a base de sexo... El sexo no lo es todo en una relación... De vez en cuando necesitamos que las mujeres nos escuchen sin que hablemos... Que se den cuenta, así como nosotros lo hacemos, de cuando necesitamos de su comprensión.
Las mujeres tienen "esos" pequeños detalles... Que si se despuntaron el cabello, que si se hicieron degrafilado, que si fue en capas, que si se pusieron un puntito de esmalte blanco en las uñas... Esos pequeños detalles que nosotros debemos de notar, por que son lago que hicieron para nosotros...
Pues bueno, los hombres también tenemos detalles, pero en este caso hablo de esos pequeños detalles que indican que algo no anda bien... Son igualmente, casi imperceptibles, pero están ahí, existen, los hacemos a veces sin querer, creo yo, en un intento desesperado por hacerles notar a ellas que ALGO NO ANDA BIEN.

Como dije, es cosa de dos... Puede parecer egoísta de nuestra parte el requerir mayor atención de la que nos dan por lo general, pero de vez en cuando, creo, pueden hacer el sacrificio...


viernes, 25 de febrero de 2011

Anillos


Siempre me preguntan que por que me gusta usar anillos. Es una pregunta que por lo general, a todo mundo que me conoce, le brota a la mente.Y es que si, tenía esa manía de usar tantos anillos como pudiera (aunque ahora ya la controlado un poco), pero claro, esto tiene una razón de ser.

Los anillos para mí son muy importantes (al igual que los collares y las pulseras) pues representan algo especial que me pasó en la vida o a alguien importante para mí.

No puedo decir bien por qué tuvieron que ser anillos. No tengo ni la más mínima idea de por que escogí ese objeto en particular, sólo se que lo hice.Pero todos y cada uno de los anillos que he tenido tienen un significado especial, aunque no lo aparente.

Cada uno de los anillos que he escogido han sido, aunque aparentemente al azar, bajo una conciencia de que tienen que significar algo. Sea un patrón en el anillo, sea las piedras que tiene, sea simplemente por el material del que están hechos, todos y cada uno han tenido razón de ser, razón que jamás he compartido con nadie, y que jamás compartiré, pues es algo demasiado íntimo y personal. Todos y cada uno de mis anillos han sido una extensión de mi, o de mí memoria o amor por alguien, y el perderlos siempre me ha afectado.

Hace unos años, cuando por esta u otra razón tuve que ceder y quitarme todos mis anillos (entre otras cosas que tuve que perder también), en un principio me descontroló, pues no sabía bien a bien que es lo que iba a hacer sin estas extensiones... Pero después me di cuenta que no tenía por que "perderlos", y fue cuando decidí que todos esos anillos deberían de estar guardados ahí, junto con el resto de mis más preciadas memorias.¡, y ahí, hasta el día de hoy, lo más importantes, los que más significaban para mí, siguen escondidos. Tal vez algún día los vuelva a sacar para recordar su razón de ser... Pero sin lugar a dudas, ese tesoro personal que tengo escondido jamás lo perderé, pues me aseguré, en su momento, de que sólo yo pudiera encontrarlo...

Es por eso que tengo tantos anillos... Y es por eso mismo que aprecio tanto el valor de que alguien me regale un anillo que sea suyo... Para mí, aunque muy importante, el hecho de que me regalen un anillo que acaban de comprar, no se puede comparar con el hecho de que alguien me de un anillo que considere suyo.

Y es por eso, también, que he regalado tan pocos anillos propios en mi vida. Sólo a personas muy especiales le he regalado algo de semejante naturaleza... Y aún así, los anillos que he regalado nunca han sido protectores de una memoria, siempre han sido sólo esas extensiones de mí mismo, anillos que representan lo que soy o lo que fui.

Solamente a una persona en toda mi vida le he regalado un anillo protector de una memoria... Y a esa persona le regalé, paradojicamente, el anillo que guardaba su memoria, y muchos recuerdos que tenía de la persona. No sé si esta persona todavía lo conserva o no, pero espero que si, y espero que si por casualidad lee esto, entienda lo mucho que representó el darle ese anillo, aunque en su momento haya parecido meramente un acto desenfrenado...

He ahí la razón de mis amor por los anillos... Sólo por si alguien se lo preguntaba.

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viernes, 28 de enero de 2011

Futuro


El futuro es siempre una interrogante que atormenta a todo aquel que piensa en él. Una situación complicada y laberíntica es lo que vemos cada que intentamos responder esa pregunta, pues la clarividencia es un arte mágico reservado para pocos afortunados. Pero en el intento de vislumbrar lo inesperado, me ha atacado una racha de genialidad y optimismo.

Llevo demasiado pensando en lo que el pasado era, pensando en lo que tenía y ahora me falta. Olvidé que lo más importante era el futuro. Pero ya no más. No pretendo ni quiero seguir teniendo el pasado como algo más que cargar. El pasado, pasado es. Mi destino, y el de todos, está en el futuro.

Tengo a mi lado a una serie de personas que con su inteligencia y creatividad ayudan a que lo que deseo para el futuro se haga realidad. Tengo a mi lado una serie de personas por las cuales daría la vida, y que sé que ellos harían lo mismo por mí. Tengo, en pocas palabras, a hermanos a mi lado.

Me atrevo a retar a todos los dioses del destino a que en este momento se metan conmigo, pues ni con toda su magia podrían detenerme. Voy a conseguir lo que quiero, por que no soy otro pendejo más del rebaño, soy el pastor de ese rebaño, soy el cabrón que va a triunfar... Por que tengo a las personas indicadas en mi vida para hacerlo...


Ya lo verán

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