¿Alguna vez se han puesto a pensar, que significa una ventana abierta? Una ventana abierta es un portal a todo un mundo distinto del que estamos. Una ventana abierta es una manera de ver más allá de las 4 ventanas del lugar en el que estamos. Siempre que exista una ventana abierta, puede, o no, haber algo nuevo.
Pero, las ventanas no tienen por qué ser reales. Pueden ser ventanas en nuestra mente, en nuestro corazón. Puede ser un evento que llegue a cambiar nuestras vidas, y será nuestra decisión pasar por ella.
Y así es como llego a la razón de este post… Una ventana abierta…
Yo tengo esta ventana abierta frente a mí… Puedo ver a alguien corriendo, en un páramo desolado y nubes rosas… Es una ventana que ha estado abierta mucho tiempo frente a mí… Siempre la he tenido ahí… Sin hacer mucho… Las imágenes que esta ventana ofrece han sido muchas, cambiantes… Y sin embargo, la ventana siempre sigue ahí… Siempre sigue ahí, esperando a que yo la cruce…
Y ese es mi dilema el día de hoy, como lo ha sido desde hace 9 años… Cruzarla o no cruzarla… Antes, cuando la ventana apareció por primera vez, este portal me ofreció consuelo y guía, lágrimas y sonrisas… Amor, y desamor… Pero jamás deje de visitarla cada noche, porque sabía que siempre, en esa ventana, encontraría a alguien con quien platicar, que me entendiera… A ese alguien con quien sabía, me sentía en confianza, y que me ayudaría no importa que… Pero 2 años después de que se abrió esa ventana… Se cerró, tan fácil como se abrió… Y no se cerró por que yo quisiera, o porque ella quisiera… Se cerró por un mutuo acuerdo entre la ventana y yo… Un último abrazo, que no fue el último, selló por un rato su vista… Pero poco después, aproximadamente 6 meses, se volvió a abrir, casi por coincidencia… Por esos juegos del destino, que hace que los ciclos vuelvan a repetirse, y que hizo, en ese caso, que las cosas volvieran a ser, por unos días, como eran antes.
Pero la ventana se volvió a cerrar, alejándose por un tiempo de mi vista inmediata… Y así ha sido desde aquel día… Es una ventana que no he tenido el valor de eliminar de mi vida… No sé porque, pero siempre ha permanecido cerca de mí, a pesar de mis intensos cambios, y de la intensa vida que he tenido desde aquel ultimo, doloroso y fallido abrazo de despedida… Y hoy, como cada 6 meses, vuelvo a encontrar esa ventana abierta frente a mí…
El problema… El problema más grande de esa ventana, es que ahí está, vacía… Sin vida… Esperando a que la cruce… Pero no tengo el valor… Me descubro un cobarde de primera frente a esta ventana… Siempre me he descubierto un cobarde frente a esta ventana… Y todo por qué no se qué hacer al cruzar la ventana… Todas mis acciones me parecen tan… Comunes… Simples… Que me da miedo que al cruzarla, me encuentre con un desierto desconocido…
Lo peor es que, fiel a mi propia contradicción, tengo unas ganas inmensa de cruzarla… Quiero poder dejar a un lado el miedo, y cruzar esa ventana como lo hacía antes… Volver a cruzar la ventana con esa familiaridad casi invasiva, y volver a encontrar ese prado verde que tanto vi antes… Volver a sentir esa viento casi melodioso….
Tal vez, algún día, me arme de valor, y vuelva a cruzar la ventana… O tal vez, como siempre desde que se cerró por primera vez , sea la ventana, la que me obligue a pasar con un mensaje, y vuelva a encontrar ese prado… Aunque sea solo por volver a escuchar al viento escribir… “Hola”…
Pero, las ventanas no tienen por qué ser reales. Pueden ser ventanas en nuestra mente, en nuestro corazón. Puede ser un evento que llegue a cambiar nuestras vidas, y será nuestra decisión pasar por ella.
Y así es como llego a la razón de este post… Una ventana abierta…
Yo tengo esta ventana abierta frente a mí… Puedo ver a alguien corriendo, en un páramo desolado y nubes rosas… Es una ventana que ha estado abierta mucho tiempo frente a mí… Siempre la he tenido ahí… Sin hacer mucho… Las imágenes que esta ventana ofrece han sido muchas, cambiantes… Y sin embargo, la ventana siempre sigue ahí… Siempre sigue ahí, esperando a que yo la cruce…
Y ese es mi dilema el día de hoy, como lo ha sido desde hace 9 años… Cruzarla o no cruzarla… Antes, cuando la ventana apareció por primera vez, este portal me ofreció consuelo y guía, lágrimas y sonrisas… Amor, y desamor… Pero jamás deje de visitarla cada noche, porque sabía que siempre, en esa ventana, encontraría a alguien con quien platicar, que me entendiera… A ese alguien con quien sabía, me sentía en confianza, y que me ayudaría no importa que… Pero 2 años después de que se abrió esa ventana… Se cerró, tan fácil como se abrió… Y no se cerró por que yo quisiera, o porque ella quisiera… Se cerró por un mutuo acuerdo entre la ventana y yo… Un último abrazo, que no fue el último, selló por un rato su vista… Pero poco después, aproximadamente 6 meses, se volvió a abrir, casi por coincidencia… Por esos juegos del destino, que hace que los ciclos vuelvan a repetirse, y que hizo, en ese caso, que las cosas volvieran a ser, por unos días, como eran antes.
Pero la ventana se volvió a cerrar, alejándose por un tiempo de mi vista inmediata… Y así ha sido desde aquel día… Es una ventana que no he tenido el valor de eliminar de mi vida… No sé porque, pero siempre ha permanecido cerca de mí, a pesar de mis intensos cambios, y de la intensa vida que he tenido desde aquel ultimo, doloroso y fallido abrazo de despedida… Y hoy, como cada 6 meses, vuelvo a encontrar esa ventana abierta frente a mí…
El problema… El problema más grande de esa ventana, es que ahí está, vacía… Sin vida… Esperando a que la cruce… Pero no tengo el valor… Me descubro un cobarde de primera frente a esta ventana… Siempre me he descubierto un cobarde frente a esta ventana… Y todo por qué no se qué hacer al cruzar la ventana… Todas mis acciones me parecen tan… Comunes… Simples… Que me da miedo que al cruzarla, me encuentre con un desierto desconocido…
Lo peor es que, fiel a mi propia contradicción, tengo unas ganas inmensa de cruzarla… Quiero poder dejar a un lado el miedo, y cruzar esa ventana como lo hacía antes… Volver a cruzar la ventana con esa familiaridad casi invasiva, y volver a encontrar ese prado verde que tanto vi antes… Volver a sentir esa viento casi melodioso….
Tal vez, algún día, me arme de valor, y vuelva a cruzar la ventana… O tal vez, como siempre desde que se cerró por primera vez , sea la ventana, la que me obligue a pasar con un mensaje, y vuelva a encontrar ese prado… Aunque sea solo por volver a escuchar al viento escribir… “Hola”…