Hace poco fui a ver Alice in Wonderland de Tim Burton. Nada poco común en mí, considerando la fascinación que siempre he tenido con este director. Me pareció una maravilla de la retorcida mente del antes mencionado personaje, que tuvo la capacidad de tomar un cuento Disney por excelencia, y, sin volver a crear la historia original, prefirió acercarse un poco mas a A Través Del Espejo, lograndoalgo magistralmente bueno, aunque sin caer en su firma de oscuridad, algo que en lo personal creo ke fue un error, considerando lo propicio de la historia para esto.
Lo que realmente es poco común en mí es la epifanía que estoy teniendo en estos momentos. Me acabo de dar cuenta que El País de Las Maravillas sí existe. Es un lugar al que todos y cada uno de nosotros podemos ir en el momento en que nos plasca, aunque creo que todos vamos a este lugar en los momentos más inesperados, teniendo como común denominador eventos importantes e igualmente nostálgicos/tristes... Pero para cad quien, su País de Las Maravillas es distinto. Algunos podrán ir a uno que se acerca más a la versión caricaturesca y bajada de tono de Disney, otros a algo que se asemeja más a el mundo Burtoniano, algunos otros tendrán su País de Las Maravillas lejos de cualquier convicción conocida, siendo un espacio muy personal, como se supone que es el País de Las Maravillas de la Alicia de Carroll.Muchas personas ya lo deben de haber olvidado, por que algo que me di cuenta es de que ese País de Las Maravillas existe sólo para aquellos que así lo desean, sólo para aquello que todavía tienen la capacidad de creer en él y de imaginarlo...
Mi País de Las Maravillas es un lugar ajeno a mi mismo, por lo menos a la versión presente de mí. Es más bien un lugar en el que me refugio cuando necesito un respiro de mi propia menta abrumadora, alejándome al mismo tiempo de las cosas con las que cargo hoy en día... Es en este País de Las Maravillas en donde, con la Luna y las Sombras que siempre me acompañan dentro de mí como mi cobijo, me regocijo en esos breves y fugaces momentos en los que puedo entablar una "plática" con mi propia Alicia, y es en donde, con esos momentos que a pesar de su brevedad son increíblemente tranquilizantes, comienzo a preguntarme como habría sido mi vida si mi mundo fuera en verdad el País de Las Maravillas. Me da risa. A fin de cuentas, ese País de las Maravillas no es más que el resultado de esa riña interna de 3 años entre mi propio Cielo y mi propio Infierno, y sin esa riña, ese País de Las Maravillas seguramente sería diferente, o no exisistiría en su totalidad, siendo un mundo completamente distinto.
Al final de esta epifanía que he tenido, con un cigarro en la boca, me doy cuenta que todavía no es momento de que mi niño interno crezca... Ese pedazo de niño que todavía existe en mí deberá de seguir siendo un infante, pues si creciera, mi País de Las Maravillas desaparecería de mi vida para siempre, y por lo visto, por más que lo he intentado, no lo he logrado, lo que me lleva solo a una conclusión:
Todavía no estoy listo para hacer desaparecer mi País de Las Maravillas...
Es, por lo visto, todavía un pedazo importante de mí vida, y es, todavía, un lugar que visito, queriendo o no, por que me recuerda el por que soy como soy... El por que a fin de cuentas, cual niño, soy Mornië